A finales de mayo, apareció un pequeño socavón, de unos 5 metros de diámetro, en terrenos de cultivos al sur de Ciudad de México. En tan solo 24 horas, este cráter alcanzaba alrededor de 30 metros de diámetro. Actualmente, la depresión tiene un diámetro aproximado de 126 metros, y continua en aumento, según las últimas informaciones.

Aunque el origen de este agujero se encuentra en investigación, los especialistas creen que corresponde a un sinkhole. Este tipo de formaciones, que en español tienen varios nombres, entre los que se encuentran dolinas, cenotes y sumideros, son formados por la disolución de rocas y/o suelos debido a su interacción con el agua. En particular, desde la Oficina Nacional de Defensa Civil comentan que es muy probable que el socavón se haya formado por la erosión de flujos de agua subterránea.

Como también explica el doctor en geofísica Carlos Valdés González, estos fenómenos pueden asociarse a cambios del nivel freático en el subsuelo, tanto por las intensas lluvias como por la extracción de agua para la industria o la agricultura, el que propicia la remoción de las partículas más finas y la pérdida de cohesión del material.

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